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El Señor de los Israelitas

Y desde Cristo todo el mundo se puede apuntar a Jehová sin necesidad de ser israelita:O al menos, eso dicen los católicos.

La Pontificia Comisión Bíblica el 27 de junio de 1906 ha determinado, con toda su autoridad, la integridad y genuinidad de los Libros de Moisés, autor del Pentateuco, profeta y organizador del pueblo de Israel, que vivió en el siglo XV o XIII antes de Jesucristo. El Pentateuco, o, según lo llaman los judíos, el Libro de la Ley (Torah), encabeza los 73 libros de la Biblia, y constituye la magnífica puerta de la Revelación divina. Los nombres de los cinco libros del Pentateuco son: el Génesis, el Exodo, el Levítico, los Números, el Deuteronomio, y su fin general es: exponer cómo Dios escogió para sí al pueblo de Israel y lo formó para la venida de Jesucristo; de modo que en realidad es Jesucristo quien aparece a través de los misteriosos destinos del pueblo escogido.
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Claro que los israelitas no están de acuerdo en dejar su carácter exclusivo y de ahí la división entre judíos y cristianos, los judíos no reconocen a Jesús como el Mesías que viene a redimir a TODOS los hombres, no les interesa políticamente.

Al que si le interesó políticamente fue a un militar romano, Pablo de Tarso, que, dedicado a perseguir a los cristianos, vio la luz. Es decir, se dio cuenta de que la promesa de vida eterna después de la muerte daba mucho más valor a los cristianos que la promesa de conseguir la nacionalidad romana a sus legionarios. Vio la extensión, ya grande, del cristianismo, las posibilidades económicas del asunto. Estudió bien el tema, tres años planificando, en el desierto de Arabia, y desde allí, al mundo: Asia Menor, Grecia y Roma, hasta que Nerón lo hizo decapitar. Pero ya había creado la secta más peligrosa de la humanidad, la que más guerras y muertes ha provocado desde su nacimiento, la Iglesia Católica, la secta judeo-católica. A partir de ahí, extenderse y dominar, controlar al Imperio romano y a sus sucesores, los llamados bárbaros, nosotros, los indoeuropeos. La conveniencia de unir la dominación política y social con la alienación supersticiosa fue perfectamente comprendida por las elites dominantes,y, una vez estables en Europa, se lanzaron a por el mundo: Las Cruzadas, la Evangelización de América.

Los árabes les habían visto venir, por eso de la cercanía e hicieron su adaptación, el Corán, entre los años 570 y 622. E, inmediatamente se habían lanzado a la guerra, siguiendo los designios de Alá; guerra Santa, eso sí. Como lo fueron posteriormente las Cruzadas. El Corán sigue siendo la Biblia sólo que los elegidos son ellos, y en lugar de Jesucristo es Mohammed el profeta, pero la historia es básicamente la misma y de aquí viene esta pelea que mantienen con los israelitas y los cristianos por los lugares sagrados(comunes) de Jerusalén y otros sitios.

Este es el trasfondo político del Libro. Por eso la religión está presente en todas las guerras, ella es la animadora. Por eso están los poderes político-religiosos tan interesados en difundir la Biblia como la palabra de Dios, en convencernos de que es algo más creíble que El Señor de los Anillos, Gandalf no existe pero Jehová sí, y además es el dueño de todo, que nos vigila como un negrero. Así pueden justificar sus crímenes contra la humanidad y reinar sobre nosotros en nombre de Dios
Tienen que hacernos creer en Jehová para que creamos en ellos. Si aceptamos como nuestro bondadoso Dios a un criminal que bombardea Sodoma o ahoga a toda la humanidad en un pronto de ira, para mantener las buenas costumbres, también aceptaremos como gobernantes dignos a Sharon, Bush, o Aznar. Excelentes judeocristianos todos ellos.

Y esta es la profunda relación entre lo que los católicos llaman las tres grandes religiones monoteístas del mundo: el cristianismo, el judaísmo y el islam. Es la misma religión, el mismo libro. Son tres versiones de la misma historia y el mismo Dios con las mismas características personales de ser un tipo intransigente, dado a castigar con la máxima brutalidad al que disiente de su forma de ver la vida.

Judíos, moros y cristianos, llevan miles de años ensangrentando al mundo con sus guerras, intentando imponerse unos a otros y las cúpulas político-financieras que mantienen esta guerra de los 2000 años utilizan la Biblia, la Thorá y el Corán, como instrumentos para pervertir moralmente a las gentes de sus países, prepararles para matar en nombre de Dios y alcanzar el Paraíso, ¿vosotros creéis de verdad que un Dios bondadoso se molestaría en crear dos criaturas para que una mate a la otra, y luego, según su religión, castigar al muerto o al matador?. Eso es un Dios estúpido, trabajando de más y creando sufrimiento innecesario. Pero los gobernantes necesitan que los gobernados sean estúpidos para poder manejarles, por eso quieren que seamos imagen de ese Dios, unos criminales inhumanos dispuestos a resolver los desencuentros eliminando al contrario, unos estúpidos dispuestos a apoyarles cuando mandan sus soldados a la guerra en nombre de la paz.
No hay ninguna diferencia entre el mulhá que convence a los comandos suicidas de que su muerte les abrirá las puertas del paraíso y el capellán militar que,en el servicio funerario, envía a los soldados de las "fuerzas de paz" (!qué risa¡) al cielo . Es la misma mentira, conseguir carne de cañón y punto.
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